2005

L. Wacquant, Simbiosi mortale. Neoliberalismo e politica penale, Ombre Corte, Verona 2002, pp. 139, ISBN 88-87009-31-7

En este volumen han sido recogidos por el mismo Wacquant algunos trabajos sobre las políticas penales contemporáneas, escritos por el autor entre 1998 y 2001. Las intervenciones son muy distintas entre sí, tanto por el estilo como por el contenido, pero todas denuncian el declive de ideal de rehabilitación característico de la pena liberal del siglo XX y la afirmación de una nueva ideología penal antiigualitaria y tendencialmente racista. Wacquant escribe como sociólogo, alternando el relato de las investigaciones de campo llevadas a cabo con el análisis de los datos estadísticos, sin descuidar la consideración de la historia del castigo penal liberal, tanto en América como en Europa.

En el Prologo Etnografico el autor da cuenta de una visita a la cárcel de Los Ángeles (Men Central Jail), que define como "la primera colonia penal del mundo libre". MCJ es la prisión más grande del mundo, capaz de albergar a 7000 detenidos. Nada en MCJ hace pensar en una cárcel del 'primer mundo': el ruido es ensordecedor, la suciedad está por todas partes y falta totalmente la luz natural. Los detenidos, amontonados de seis en seis en celdas de doce metros cuadrados, están distribuidos según el color de la piel porque la única ley que reina en la cárcel es la de la raza. El instituto penitenciario está situado en el centro de Los Ángeles, capital de un Estado, California, que en los últimos veinte años ha aumentado en 22 veces el presupuesto destinado a la administración penitenciaria (pasando de 200 millones de dólares en 1975 a 4,3 mil millones en 1998). De este modo California destina más dinero a las cárceles que a la enseñanza. Cada detenido le cuesta al Estado 21.470 dólares al año, frente a los 7.229 que costaría mantener a una familia de cuatro personas según el programa más completo de asistencia social que existe en Estados Unidos (el Aid to Families with Dependant Children). Estos datos demuestran según Wacquant la elección política de transformar el estado de bienestar americano en un estado penal basado en la detención neutralizadora de las clases populares negras y latinas (tres cuartas partes de los detenidos de MCJ son afroamericanos y latinoamericanos, mientras que la otra cuarta parte está compuesta en su mayoría por asiáticos; los blancos -mayoría en el País- son una absoluta minoría).

En el ensayo Delitto e castigo da Nixon a Clinton Wacquant traza la historia de las políticas penales en EEUU desde 1977 hasta el 2000. El autor escoge 1977 como año de inicio para una historia reciente de la pena en América, porque ese año se constató por primera vez una reducción de la población reclusa en Estados Unidos. Las teorías criminológicas de comienzos de los 70 y las políticas de los gobiernos federales se orientaron así hacia una progresiva sustitución de la detención por medidas alternativas. Este movimiento se debía tanto a la disminución de la población reclusa como a la convicción extendida de que la cárcel había mostrado ser un instrumento inadecuado para la represión de la criminalidad. Blumstein y Cohen formularon precisamente en esos años su "teoría homeostática del nivel de encarcelamiento en las sociedades modernas". Además, los historiadores revisionistas (Rothman, Ignatieff, Foucault) preconizaron el declive de la cárcel a favor de un control social difuso.

En cambio, tal como subraya Wacquant, a partir de 1973 la población reclusa empezó a crecer de modo exponencial. El Estado empezó a invertir cada vez más en la construcción de nuevas cárceles y la "lucha contra el crimen" se convirtió en la prioridad de cada gobierno y en el tema central de cada campaña electoral. Todo ello pese al descenso de la tasa de criminalidad. A partir de los 80, los nuevos encarcelados lo son cada vez más por delitos no violentos, ligados a la posesión y al tráfico de sustancias estupefacientes. El autor recoge, a este propósito, datos estadísticos rigurosos y clarificadores.

Otro dato que Wacquant no olvida subrayar es el de la creación de una industria penitenciaria muy floreciente. De hecho son cada vez más numerosas las empresas privadas a las que el Estado confía la gestión de las cárceles. Sus ganancias son tan seguras que cotizan en bolsa y atraen a los más importantes inversores de Estados Unidos.

Para Wacquant dos son las causas principales de esta hiperinversión en lo penal: el decline del ideal de la rehabilitación y la transformación de las formas de utilización político-mediáticas de la criminalidad. Aquí el análisis está muy influido por las reflexiones de Bourdieu sobre la "doxa", el papel de los medios de comunicación y de los intelectuales. Wacquant ataca duramente a la escuela revisionista a la que acusa de haber abierto el camino a los halcones del sistema penal neoliberal.

En Simbiosi mortale. Quando ghetto e prigione si incontrano e si intrecciano, el autor mantiene que la cárcel en Estados Unidos ya es una institución principalmente orientada a realizar la segregación de la población negra y latinoamericana. La cárcel y el gueto formarían una jaula única de la que a la underclass negra no le sería posible salir.

En el cuarto trabajo "Nemici convenienti". Stranieri e migranti nelle prigioni d'Europa Wacquant desplaza el análisis desde Estados Unidos a Europa, construyendo un paralelismo entre la condición de los afroamericanos y la de los inmigrantes (en particular de los llamados "inmigrados de segunda generación") en Europa. Un dato desconcertante es, de hecho, común a los dos continentes: la mayoría de los detenidos tiene la piel negra (o colored) frente a una mayoría de la población que, en Estados Unidos y aún más en Europa, es blanca. En el mundo occidental, civilizado, democrático y liberal resurge así la raza como criterio constitutivo de la ciudadanía.

Por último, en Una dittatura sui poveri, Wacquant analiza la desastrosa situación de las cárceles brasileñas, donde la nueva ideología penal estadounidense se ha superpuesto al equilibrio económico y político típico de un país del segundo mundo que, sólo recientemente, se ha dotado de una constitución democrática. Así, antes de que hayan sido creadas las condiciones para la consolidación de una ciudadanía democrática, las políticas neo-liberales difunden su visión segregacionista de la sociedad, contribuyendo a reforzar la la ya muy fuerte tradición autoritaria y racista de la sociedad brasileña.

Es notable la cantidad y la calidad de los datos contenidos en el libro sobre la situación de las cárceles estadounidenses, europeas, brasileñas y el desarrollo de las nuevas políticas penales. Se trata además de un instrumento indispensable para afrontar el debate en curso sobre el sistema penal liberal, desde un punto de vista libre de prejuicios y no ideológico. Las tesis de Wacquant, caracterizadas por el enfoque sociológico, permiten leer un elemento de las actuales prácticas de control -la importancia del factor racial- que a menudo se descuida por parte de quienes centran su análisis solo sobre las conexiones entre pena y estructura social. Wacquant mantiene la importancia de las transformaciones acaecidas en la esfera de la producción económica pero, al mismo tiempo, subraya la relevancia de otros factores: antropológicos, culturales y políticos. Además, su interpretación de las nuevas políticas neoliberales como políticas libremente escogidas por los gobiernos europeos y estadounidenses, libera el campo del determinismo que parece inspirar la mayor parte de los estudios sobre la globalización y sugiere un camino concreto para la elaboración de un proyecto político alternativo al neoliberal.

Lucia Re